domingo, 1 de noviembre de 2015

El Qué No Quiso Poner Ofrenda



Una de las leyendas mas representativas del Día de Muertos es sin duda alguna El que no quiso poner ofrenda

Felipe se levantó a desayunar, en su humilde hogar abundaba los aromas de tortillas recalentadas, frijoles y café.
Mientras desayunaba su joven mujer con una sonrisa le preguntó que sí recordaba que día era, extrañado el hombre no supo contestar su pregunta, ella le respondió que era 2 de Noviembre, Día de Muertos y debían poner ofrenda a sus padres.
¿Ofrenda?, ¿Para qué? Dijo Felipe en tono sarcástico, los muertos no necesitan comer , además es mentira que ellos comen las ofrendas.
Pero son los difuntos de tus padres los que vienen, dame un poco de dinero para comprar cera, fruta e ingredientes para hacer un moles qué tanto les agradaba.
Nada de ofrenda, además tengo que ir al monte a cortar leña.
Hortensia su esposa, con tristeza vio a Felipe alejarse.
Felipe fue a una pulquería, dentro encontró a algunos compañeros de oficio, comentaron sobre la ofrenda a los muertos entre compañeros, los muertos no regresan, dijo Felipe, ¿a poco dios deja  salir a tanto muerto así nomás por que sí?. Es mentira eso que las ánimas regresan, los comentarios de ellos fue de repudio, ¡Blasfemo!, ¡Mal Hijo!, ¡Descreído!, ¡Renegado!, ¡Codo!, ¡Hereje!, con tal de quitarse las críticas encima dijo; deles un jarro de pulque a todos, yo pago.
Uno de ellos no aceptó pero antes de marcharse le dijo a Felipe: Por sí no lo sabes nuestros muertos son los que interceden por nosotros ante Dios y nos protegen de lo malo, por ellos estamos aquí, y ofrecemos alimento para que no nos olviden, otro le dijo, sí nos olvidáramos de ellos es como renegar la vida que nos dieron. Una casa que no recibe a los difuntos es como sí los olvidarán, unos jarros después y el tiempo marchaba, Felipe ya algo tomado se retiró de la pulquería al monte a cortar la leña. Cansado se dispuso a buscar un lugar para descansar, Se durmió a la sombra de un árbol abrazando su machete, morral y hacha.
El frío de la noche lo hizo despertar y recordar que había estado ebrio, miró a su alrededor y se dio cuenta que se encontraba en la ladera del monte, buscó el camino para regresar al pueblo con su esposa. Mientras caminaba le pareció escuchar un murmullo, pero no tomo interés, a cada pasó que daba los murmullos aumentaban, al levantar la mirada se asombró al ver que una peregrinación de personas que llevaban ceras encendidas en las manos, la procesión se acercaba a el, vestían de blanco, un blanco resplandeciente.
Felipe se hizo a un lado del camino, el temor le había desvanecido la borrachera, tiempo después vio entre la multitud a personas que ya habían muerto, iban muy contentos llevaban comida y aguardiente, los niños llevaban dulces y juguetes, con un poco de valor saludaba a las personas que conocía aunque estos no le respondían, más detrás vio a sus padres sólo llevaban un trozo de ocote (trozo de leña, que enciende con el aceite natural que desprende) llevaban profunda tristeza en sus rostros y lágrimas en sus ojos, Felipe les preguntó que les afligía ,sin que sus padres movieran la boca escuchó, eres un mal hijo Felipe, los difuntos son siempre fieles, tú ya nos estas olvidando.
¡No lloren papás! Le dijo Felipe, ahorita regreso, no se vayan, voy por comida y un pulquito. Felipe corrió a su casa.
Hortensia, despierta mujer he visto a mis padres en el monte y van muy tristes, por que no le pusimos ofrenda, anda dime que hay para llevarles, sorprendida no sabía que darle pero al final le dijo, mi mamá me dio unos tamales; un trozo de queso de chiva y carne de puerco con verdolagas (verdura indígena) que eran para ti.
Gracias, ayúdame a hacer un itacate (sinónimo de almuerzo), voy a alcanzar a las ánimas de mis papás.
Hortensia acompañó a Felipe a la puerta y lo vio partir hacia el monte.
La mañana siguiente, unos campesinos de Tetelco encontraron a Felipe, llacia en el camino muerto, en su rostro llevaba una mueca de tristeza, arriba en la cima del monte, dos golondrinas  miraban a Felipe caminando con un perro, rumbo al camino de las ánimas.

encontraba en la ladera del monte, buscó el camino para regresar el pueblo con su esposa. Mientras caminaba le pareció escuchar un murmullo, pero no tomo interés, a cada pasó que daba los murmullos aumentaban, al levantar la mirada se asombro al ver que una peregrinación de personas que llevaban ceras encendidas en las manos, la procesión se acercaba a el, vestían de blanco, un blanco resplandeciente.
Felipe se hizo a un lado del camino, el temor le había desvanecido la borrachera, tiempo después vio entre la multitud a personas que ya habían muerto, iban muy contentos llevaban comida y aguardiente, los niños llevaban dulces y juguetes, con un poco de valor saludaba a las personas que conocía aunque estos no le respondían, más detrás vio a sus padres sólo llevaban un trozo de ocote (trozo de leña, que enciende con el aceite natural que desprende) llevaban profunda tristeza en sus rostros y lágrimas en sus ojos, Felipe les preguntó que les aflijia, sin que sus padres movieran la boca escucho, eres un mal hijo Felipe, los difuntos son siempre fieles, tú ya nos estas olvidando.
¡No lloren papás! Le dijo Felipe, a.horita regreso, no se vayan, voy por comida y un pulquito. Felipe corrió a su casa.
Hortensia, despierta mujer he visto a mis padres en el monte y van muy tristes, por que no le pusimos ofrenda, anda dime que hay para llevarles, sorprendida no sabía que darle pero al final le dijo, mi mamá me dio unos tamales; un trozo de queso de chiva y carne de puerco con verdolagas (verdura indígena) que eran para ti.
Gracias, ayúdame a hacer un itacate (sinónimo de almuerzo), voy a alcanzar a las ánimas de mis papás.
Hortensia acompañó a Felipe a la puerta y lo vio partir hacia el monte.
La mañana siguiente, unos campesinos de Tetelco encontraron a Felipe, llacia en el camino muerto, en su rostro llevaba una mueca de tristeza, arriba en la cima del monte, dos golondrinas miraban a Felipe caminando con un perro, rumbo al camino de las ánimas.

Nunca hay que olvidar a nuestros muertos, ellos nos dieron vida y aprendizaje sin nada a cambio, tal cómo lo narra el texto ellos son siempre fieles independientemente de como se encuentre nuestra economía es sólo una vez al año.

3 comentarios:

  1. se escribe "yacía" no "llacía" en el camino muerto.... Favor de corregir ya que este material es leído por miles de personas y con el fin de obtener un robusto vocabulario tiene que estar bien escrito. Gracias.

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